Mecanismos de la fibra alimentaria

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Generación de volumen: Algunas fibras (p. ej., el salvado de trigo, la celulosa y el plantago) pueden ayudar a reducir el estreñimiento y reducir el riesgo de enfermedades del colon debido a que absorben agua, lo cual aumenta el volumen y fomenta la regularidad. Distintos tipos de fibras alimentarias contribuyen a una amplia gama de efectos de generación de volumen, y el salvado de trigo (celulosa) y el plantago contribuyen entre 4 y 5 gramos de efectos relacionados con el volumen por gramo de fibra alimentaria en los alimentos.

 Viscosidad: las fibras viscosas (p. ej., el betaglucano y el plantago) reducen la absorción de colesterol y otros nutrientes porque espesan los contenidos del tubo intestinal y ralentizan la migración de nutrientes a las paredes intestinales. Los beneficios para la salud relacionados con la viscosidad incluyen la reducción de los niveles de colesterol en sangre y la reducción de la respuesta glucémica (lo cual reduce la velocidad con la cual se elevan los niveles de azúcar en sangre después de comer). La viscosidad de la fibra determina su eficacia en la reducción de la absorción.

 Fermentación: el colon aloja una gran cantidad de bacterias y algunos tipos de fibras alimentarias cumplen una función importante en la “alimentación” de la microflora. Las bacterias colónicas producen, entre otras cosas, ácidos grasos de cadena corta (short chain fatty acids, SCFA), los cuales pueden cumplir una función importante en el mantenimiento de la integridad de las células colónicas, así como la activación de una cascada de efectos beneficiosos adicionales. Algunas fibras estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas específicas (microbios) dentro del intestino grueso (es decir, las bifidobacterias y los lactobacilos han sido reconocidos como organismos beneficiosos que aumentan con el consumo alimentario de inulina, fructooligosacáridos y galactooligosacáridos. Las bacterias consumen la fibra en un proceso denominado fermentación y producen una gama de ácidos grasos de cadena corta (SCFA), principalmente acetato, propionato y butirato. Las fibras fermentables contribuyen con beneficios moderados de generación de volumen al aumentar la masa microbiana; la inulina, el almidón resistente, la pectina y las legumbres contribuyen, cada uno, entre 1 y 2 gramos de efecto relacionado con el volumen por gramo de fibra alimentaria.

Los SCFA reducen efectivamente el pH del tubo intestinal, lo cual hace más solubles y, por lo tanto, más absorbibles, los minerales como el calcio y el magnesio. Los SCFA también contribuyen beneficios porque las células del colon los utilizan como energía y también son absorbidos al torrente sanguíneo y utilizados como energía dentro del organismo. Por último, existen investigaciones emergentes que demuestran que ciertos SCFA específicos también activan importantes vías bioquímicas vinculadas con una amplia gama de beneficios para la salud. Estimulan la peristalsis y ayudan a fomentar la regularidad. Aumentan la producción de hormonas que benefician la saciedad y la sensibilidad a la insulina (GLP-1, PYY, adiponectina, etc.) y asisten al mantenimiento de la salud del sistema inmunitario.

Distintos tipos de fibras alimentarias pueden fermentarse hasta distintos grados. Por ejemplo, los oligosacáridos y los almidones resistentes se fermentan por completo, mientras que la polidextrosa y la maltodextrina resistente se fermentan parcialmente. Distintas fibras alimentarias también producen diferentes proporciones de SCFA, lo cual también produce distintos efectos en la salud.